Read with BonusRead with Bonus

CAPÍTULO 25

El barco era precioso, por supuesto, como todo lo que lo rodeaba. Un yate de treinta metros con los detalles más glamurosos, encimeras de cromo y mármol, paneles de madera e iluminación empotrada. Parecía más bonito que la casa más bonita en la que había estado, excepto la de Albert. Había una cocin...