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CAPÍTULO 24

Albert apareció en mi puerta exactamente a las once de la mañana. De alguna manera, supe que sería de los que llegan rapidísimo, a pesar de haber llegado tarde a nuestra primera cita. Llevaba pantalones caqui, náuticos blancos y una camisa informal de manga corta. Y, por supuesto, esas mismas gafas ...