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163. ¡Malditamente laúdamente!

DÍA DOS

—Ábrete.

Mi voz sale áspera, texturizada con deseo, y me encanta cómo Emara obedece mi orden.

¡Me encanta!

El animal en mí ruge de emoción, pero el dominante en mí doma mi naturaleza salvaje, y la suelto.

Mis ojos no se apartan de su cuerpo respirando pesadamente mientras tomo el vaso...