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Capítulo 68

La quietud de la noche se envolvía a mi alrededor como una segunda manta, suave, amortiguadora y extrañamente reconfortante. Mi respiración era constante, el subir y bajar de mi pecho calmado mientras el sueño me sostenía en su apacible abrazo. La habitación estaba en silencio, salvo por el suave su...