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24

Una repentina inquietud le oprimió el pecho. Se giró hacia el baño y abrió la puerta.

Nada.

Ni rastro de ella.

Frustrada, salió y miró por encima de la barandilla hacia la sala. No había rastro de ella allí.

Su agitación aumentó. Apretando los puños con fuerza, se giró y se dirigió a la habitaci...