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Capitulo 19: el latido del abismo

El Santuario se estremecía como un gigante herido. Grietas recorrían los muros y fragmentos de piedra caían del techo mientras los ecos rugían, multiplicando cada grito en un coro aterrador.

Yo mantenía las manos sobre el orbe, incapaz de soltarlo. Su energía se derramaba en mis venas como un río...