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Capitulo 11: épico

El amanecer nos encontró todavía juntos, enredados en esa cama estrecha que parecía un refugio en medio del caos. La luz filtrada por las cortinas raídas dibujaba un resplandor dorado en el rostro de Adrian. Él no dormía. Sus ojos grises, endurecidos por batallas que no podía contar, se mantenían...