




La promesa
—¿Estás otra vez con él?
Solo eso me pregunta. Después de tanto tiempo, de estar tanto tiempo observandome como si estuviera en trance, esto es todo lo que quiere saber.
Él ya sabía que Jack y yo habíamos tenido algo en el pasado. Pero lo que no sabe ni tiene por qué saber es que ahora no estamos juntos, somos amigos. Y Jack solo es eso, un amigo ayudando a una amiga a pasar or este día. Pero no lo pienso confesar. No me puedo permitir que lo constate.
—Es más complicado que eso —le digo de forma ambigua —. En cualquier caso no es asunto tuyo.
Sus ojos verdes me taladran entera. Pero no necesito eso para sentir la humedad entre mi piernas. Para sentir el temblor en mis rodillas y el familiar vértigo que me produce todavía, el tenerlo delante. Antes estaba muy enamorada de él pero ahora... ahora es mucho más intenso lo que siento por él. Aunque no pueda ser suya. Ni él pueda volver a ser mío.
—Estás preciosa —dice tan bajito que es casi un susurro y se acerca, yo doy un paso atrás.
—¡Gracias!
Todavia no me puedo creer que estemos solos. De nuevo juntos, en el mismo espacio donde él se me acerca y yo intento ppner distancia aunque nunca será tanta como aquel dia. Aquel dia cuando lo dejé todo, cuando abrí una brecha entre los dos reduciendo a cenizas laa brasas que quedaban. Me fui y lo dejé sin nombres ni apellidos ni teléfonos para llamarnos después porque yo sabía perfectamente que eso no podría pasar.
Él nunca me dejaría seguir adelante con otro. Él estaría tan furioso conmigo que todo podría ir a peor. Pero era su culpa. Su culpa por no haberme sabido amar a tiempo y por haber estropeado por una sola noche, lo que teníamos. Aunque eso nunca se lo confesé. Eso nunca se lo dije, y todavía no lo sabe. Cuando estás enamorada no puede cerrar nunca la puerta al perdón y yo no podía permitirle perdonarlo. La única forma era irme.
—Nena, míranos —se acercó más y me pegué a la pared —. Nos morimos por el otro y lo sabes. Aunque estés con él, me sigues queriendo. Lo puedo sentir.
—No puedes intervenir en mi vida porque lo decidas, Derek. Pienses lo que pienses estoy aquí por tu hermana y si no fuera tan necesario no vendría. No saques de donde no hay.
Sé cuanto puede lastimarme siempre que quiera y yo me deje. Esta vez no me va a engañar. Los dos conocemos la forma en que puede atraparme, la manera en que me tiene en sus manos si lo permito ... Le estaría dando más control sobre mi. Y eso no volverá a pasar.
—Vete Derek, tu hermana nos espera. Hoy es su día.
—Dime solo una cosa —quiere saber —. ¿Ha sido tan bueno como creías que iba a ser? ¿Eres feliz sin mi? Porque yo sin ti no lo soy.
—Vete , Derek.
He superado suficiente como para no solucionar cualquier cosa que sus peguntas me puedan traer como consecuencia. Pero no quiero seguir a solas con él. Un solo roce, un beso en mi sien...un mínimo toque y me perderé.
Pero es demasiado tarde.
—Ahora... —dice y me confunde.
Me toma de la mano y termina de borrar la distancia entre los dos, mete los dedos en mi pelo me levanta del suelo poniéndome contra la pared y su boca está en la mía antes de que pueda negarme.
Es un simple roce de nuestras lenguas, una mordida en mis labios... un gemido de los suyos y está furioso y lascivo contra mi. Su miembro presiona mi muslo y sus manos aprietan mis nalgas al tiempo que sus pulgares van a mis pezones y apartan la tela para probarlos en mi piel. Entonces recupero la cordura aunque me cuesta un poco más recuperar el aliento...
—Ha sido increíble —dice a pesar de todo , a pesar de mi—. Ha sido lo que tenía que ser. Un momento único e irrepetible. Un recuerdo de lo que fuimos y un aviso de lo que volveremos a ser, Kate. Tu sigues siendo mía.
Y aunque estoy convencida de que esto no se volverá a repetir todavía me duelen las piernas para cuando le suelto una bofetada. Fuerte y directa. Él no se inmuta pero si se marcha
Ha dejado su promesa en el aire y su sabor en mi boca. Aún siento las mordidas de Derek en mi piel cuando bajo a la ceremonia. Beht se pone a mi lado y ñas chicas me saludan como si el tiempo no hubiera pasado —aunque hemos mantenido el contacto todo este tiempo —, y yo solo puedo pensar en los labios hinchados y el sexo húmedo por el deseo inacabado por aquel maldito que sabe como hacerme tropezar y caer.
"¿Lo haces para volverme loco? ¿Sabes que no podrás escapar de mi por más que lo intentes?"
Las palabras de Derek antes de irme en el pasado eran duras, con promesas de mucho más de su tortura. Palabras que vaticinaban más dolor, más castigos y más lágrimas. Más promesas oscuras que al final nunca cumplió pero que ahora volvían a mi memoria. Tenerlo tan cerca es como viajar del presente al pasado cada cinco minutos.
"¿Cuándo vas a entender que no te pertenezco, que no te amo? ¡Tienes que entenderlo pronto! Eso jamás va a pasar. Nunca lo haré. Tienes que dejarme ir. Te guste o no, tienes que dejarme ir.*
Aquel día le dije mucho más que no quiero recordar.
Ahora voy andando la primera por el pasillo hacia el altra y todo en lo que puedo pensar es en el final de nuestra historia mientras sus ojos me obseevan atentos.
"—¡Nunca...!"
(...)
La ceremonia se lleva a cabo más lento de lo que esperaba
Todo el tiempo que paso a su lado es como un tortura y su colonia deete por debajo de cada poro de mi piel. Es la misma que yo le regalé. Todavía la compra supongo.
—Eres preciosa.
—Basta Derek.
—¿Crees que si meto mi mano bajo tu vestido alguien lo note?
—Estamos frente a un altar con un maldito cura y tu me dices obsenidades al oído, ¿es enserio? —mascullo sosteniendo mis flores.
—Eres tu quien está maldiciendo frente a él. Yo solo quiero recordarte frente a un ministro del señor, donde eras más feliz. Tienes cara de amargada.
—Y ahora, ¿bromeas? —estoy en shock —. ¿ Tú te drogas?
—Desde que te vi me sentí drogado si —acaricia mi brazo desnudo frente a todos, no sé si alguien lo esté viendo —. He perdido la cabeza. Tenemos que hablar.
—Ya hemos hablado bastante y cuando esto acabe me voy a mi hotel a acostarme con mi novio. Dejame en paz.
Los siguientes minutos los pasamos por fin en silencio. Los dos recuperamos la distancia y la ceremonia sigue su curso. Se besan los novios y se hace una fila a cada costado del jardín para verlos pasar mientras todos lanzan arroz en sus cabezas. Al fina, cuando ya nos toca a nosotros Derek me toma de la muñeca y susurra su promesa en mi oído:
—Deshazte de él si no quieres que lo haga yo. Te veo en mi habitación en diez minutos.
—¿Y si no voy qué...? —rujo furiosa.
—Si no vas montaré el espectáculo del siglo y mi hermana se enfadará, tu acompañante quedará en ridículo u de todos modos hablaremos aunque tenga que gritarte delante de todos lo mucho que aún te amo.
Se aleja de mi saliendo por el pasillo saludando a todos como si nada. Como si no me hubiese hecho este oscuro juramento dejándome con la piel de gallina y las dudas en mi mente. No sé si tome la decisión correcta pero tengo que irme de aquí. Salir de este lugar antes de que Derek se salga con l suya
Si algo sé, es que cuando se encapricha no hay forma de ganar contra él.