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Eres mía

Su boca de repente se va endureciendo contra la mía haciendo de los besos una locura. Mis manos intentan detenerme pero solo consigo que me ponga más firme contra la pared y sonría en mi boca. Está empezando a calmarse.

—No pasa nada. —le pongo las manos sobre los hombros—. No tiene que ser tu p...