




Prólogo
Derek James
Siempre fui un cabrón sin sentimientos , un macho alfa, un tipo sexy que sabía que hacer para dar placer y me había dedicado a follar con todas las mujeres que podía, pero nada mas. Esas eran mis mtas emocionales en la vida. Y, sinceramenteme iba bien. Todas las que aceptaban las exactas pautas podían disfrutar conmigo de un buen y largo rato de retozo en las camas de los mejores hoteles de la ciudad, y múltiples orgasmos.
Altas, rubias, bajas, morenas, asiáticas, occidentales... incluso musulmanas. Todas las que pudiera tener, las tenía. Pero la principal norma era clara: no enamorarse de ninguna. Sin importar el gentilicio, el continente o la cultura a la que pertenecieran, nunca empleaba mi corazón en el asunto. Solo sexo... y solo eso. Que no era poco... he de decir. Soy muy bueno en ello.
Pero un día la conocí a ella. Una rubia descomunal que me puso dura la polla desde que la vi. Ni siquiera la había tomado y ya estaba tieso por ella. Sin tocarla, sin beber de su cuero, sin hacer nada más que verla y desearla.
Cuando la seduje y me la llevé a la cama no pude parar. Se volvió mas que una obsesión, una necesidad. Era casi vital. Aunque podria quitar el "casi".
Tenía que tenerla siempre. La deseaba como un demente. Me moría día y noche por esa mujer y entonces cambié. Mis normas se rompieron durante dos perfectos años en los que vivía entre sus piernas por las noches y las mañanas, mientras se colaba poco a poco en mi corazón el resto del día.
Me volví una buena persona con tal de tenerla conmigo, de hacerla mía siempre. Mejoré... me volví otro sin que eso fuera suficiente.
Después de dos años ella me dejó. Me dijo que no la amaba suficiente, que no la conocía más allá de la cama y su cuerpo y que no quería más de eso para su vida. La naturaleza caprichosa de mi rubia se volvió en mi contra y me dejó. O más bien me pidió que la dejara yo a ella. Que me fuera de su vida, de su ciudad y su cuerpo. Esto último fue lo más difícil.
Ella me rechazó por amarla como un maldito loco cuando estaba desnuda pero ignorarla cuando estábamos vestidos. O eso creía ella porque la verdad no podía vivir sin ella. Pero solo me dejó una opción... Le escribí una carta dejando las diez cosas que más amaba de ella y las que odiaba. Esa fue mi venganza. Mi forma de decirle que a pesar de haberme echado de su vida, de haberme dejado sin nada... yo sí la amaba y la conocía casi tanto como ella dudaba. Porque la conocía todavía más. No voy a ponerme cursi pero solo les contaré lo que importa: la lista.
*Cosas que amo de ti:
Amo la sonrisa que pones cuando me pillas mirándote y no esperas que lo note.
Amo tu boca y todo lo que dice. Incluso cuando me refuta todo lo que dice la mía que se muere siempre por la tuya.
Amo que sepas siempre lo que me gusta , incluso más que yo mismo porque me conoces mejor.
Amo que nunca decepcionas al elegir una película.
Amo la forma en que tu pelo se enreda por las mañanas y como te lo trenzas antes de dormir, sabiendo que a pesar de todo, amanecerá enredado otra vez gracias a mis manos y nuestra pasión.
Amo que no puedas dormir cuando estás en tus días especiales y te refugies en mi pecho, porque he nacido para abrazarte. Porque aunque lo niegues, tu cuero reconoce que solo conmigo está en calma.
Amo que descanses mejor cuando estamos desnudos y abrazados, no importa donde. Y esos sonidos que haces cuando alcanzas el sueño profundo, pequeños gemidos que tengo grabados para mi, pata poder dormir cuando no estás.
Amo que me mires como nunca nadie me ha mirado porque en tus ojos me observo diferente. Sobre todo cuando finjo dormir para que sigas perdida en mi y me arrastres a tu mundo conmigo. Amo vivir en él Porque tus ojos me dicen cuanto me amas, y saben que yo te amo a ti, aunque tu nunca te hayas enterado de nuestros secretos.
Cosas que odio...
Odio que me dejes.
Odio que no me creas.
Odio que te ame tanto que no sé pueda entender.
Odio que te miren otros hombres con un deseo que me hiere.
Odio que seas la perfección de mi imperfección.
Odio que me hagas el café, no sabes hacerlo cariño... Déjalo ya.
Odio que fumes si te enfadas.
Odio que me mate no tenerte.
Odio que mi familia te ame aunque a veces no tienes razón y yo soy el hijo de mi madre y no tu.
Y Odio que nunca más pueda volver a amar a otra mujer porque si no eres tu, nada vale la pena. El amor no existe porque solo tu eres mi amor. Odio que ya no estés.
Y ahora repito en mi mente cada letra de esa carta porque nunca podré olvidarla. Y menos ahora, que la tengo delante... en la boda de mi hermana en brazos de otro que no soy yo, porque ella no me quiso al pensar que no la quería. Y aunque parece la estrofa de un mal poema de cualquier poemario , en realidad es la última página de mi libro llamado: fracaso.