Read with BonusRead with Bonus

42

No me molesté en forzar una sonrisa. Mi paciencia estaba demasiado delgada y mi humor demasiado agrio como para fingir cualquier tipo de civilidad. —Hola y adiós— dije secamente, esperando escapar sin más interacción.

Pero, por supuesto, ella me agarró del brazo.

—Raina, espera— dijo la madre de Ale...