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Capítulo veintiocho.

La furia de los celos.

Farrah, que había estado observando la escena desde la puerta, sintió que la sangre le hervía en las venas. La envidia la consumía, un veneno que se había asentado en lo más profundo de su ser. Pensaba que Leticia le había arrebatado a Daniel, su hombre, su trofeo. No pod...