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Capítulo veintitrés.

Un gesto de perdón: el detalle más hermoso.

Leticia, al ver el ramo de rosas, se quedó sin aliento. El corazón le latió con fuerza. Nunca había experimentado una situación similar.

—Leticia, no tengo palabras para pedirte perdón por lo que hice —dijo Daniel, con una voz que, sonó sincera—. Fui...