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CAPITULO 28

Los dos hombres se miraron, sin entender del todo. Lucían no dio explicaciones. Solo dijo con voz fría:

—Haz lo que te digo.

No hicieron más preguntas. Guardaron cuidadosamente los cabellos, dieron media vuelta y se fueron.

Lucían permaneció inmóvil, pensativo y solemne, mientras los veía marchar...