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Capítulo 128 Qué lástima para esa mujer

El Ojo de la Ciudad Estelar estaba justo en el centro de la ciudad, erguido y orgulloso.

Isabella condujo su coche, tomó algunas vueltas y finalmente entró en el garaje subterráneo del edificio.

Este garaje era un verdadero retroceso, como algo del siglo pasado. Las luces eran tenues y los pasillo...