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Capítulo 388

Había caído la noche.

Adelaide regresó al hospital y vio a Simon sentado en su silla de ruedas.

Pero ¿qué era esa sonrisa tan inquietante en su rostro?

Suprimiendo sus dudas, Adelaide se acercó con una expresión preocupada. —Papá, lo siento. He estado tan ocupada estos últimos días que no he teni...