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Capítulo 293

Dentro del coche, mientras lo veían entrar en el patio, Adelaide y Sebastián se apresuraban a vestirse.

Sebastián, tranquilo como un pepino, se movía con propósito.

Mientras tanto, Adelaide estaba en un frenesí.

Agarró una botella de agua mineral y se salpicó la cara repetidamente, asegurándose d...