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Capítulo 11 Una casa reclamada

—¿Tío?—El rostro de Elena se endureció ante el término.—No tengo un tío tan desvergonzado. Déjame ser perfectamente clara: empaca tus pertenencias, lleva a tu familia y sal de mi casa. Ahora.

Se mantuvo erguida, su voz sin titubear.—Tienes treinta minutos. Un minuto tarde, y haré que todo sea arroj...