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Capítulo 98 ¡Simplemente mátame!

Su voz era fría y distante, como una mañana cubierta de escarcha.

Alice apretó los dientes y exclamó —¿Y qué si fui yo? Solo le estaba enseñando una lección a esa perra. Sigue rondándote.

—¿De verdad? —William se burló, una sonrisa sarcástica en sus labios—. Ella no estaba rondándome. Yo era el qu...