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Capítulo 438 No hagas que me arrepienta

El corazón de Victoria siempre daba un vuelco ante tales invitaciones.

—Tengo que volver y cocinar—dijo, agarrando el manillar de la puerta, sus orejas poniéndose rojas.

—Está bien, pasaré cuando mi cabello esté seco—respondió William, apoyándose en el marco de la puerta y guiñándole un ojo.

¿Cuá...