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Capítulo 42 ¡Sé bueno! ¡Ven conmigo ahora!

James sonrió con malicia y de repente extendió la mano para pellizcar la barbilla puntiaguda de Laura, acercando sus labios firmes aún más a los de ella.

—Iba a culparte, pero el problema es que nunca me das la oportunidad. Si no vienes conmigo, ¿cómo puedo culparte?

—Tú, tú enfermo...

¡Laura estaba...