
La Noche Robada del Multimillonario: Dulce Venganza de los Pequeños
Author: Esme
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Introduction
【Advertencia: No abras esta novela a la ligera, o te encontrarás irremediablemente adicto, incapaz de dejarla durante tres días y noches...】
Tres años de un matrimonio sin amor la convirtieron de un ángel en una viuda negra.
Esa noche, ella ató sus muñecas con su corbata y se sentó a horcajadas sobre su cintura. Al inclinarse hacia adelante, su camisón de seda escarlata se deslizó por un hombro, revelando una curva tentadora de piel debajo.
—¿Disfrutando esto, Alexander?— se rió suavemente, sus dedos recorriendo lenta y deliberadamente su pecho, provocando las tensas líneas de sus abdominales. —Duro pero sin poder moverte— ¿te sientes frustrado?
Sus ojos se oscurecieron, el deseo dentro de él casi explotando. Resistió, luchó, pero se derrumbó completamente al contacto de ella.
—Sienna— su voz amenazante, —¡tú pediste esto!
Un chasquido agudo— la corbata se rompió. Él se lanzó como una bestia, aplastándola debajo de él, su dureza ardiente presionando entre sus muslos, reclamándola sin escape.
Al amanecer, ella dejó atrás los papeles de divorcio, un billete de cien dólares y una burla— Esto es para lo único que sirves.
Cinco años después, regresó como una estrella en ascenso en el campo médico, acompañada por un par de gemelos que tenían un asombroso parecido con él. Él la arrinconó contra la pared, mostrándole un grueso expediente médico: —Envenenamiento crónico.
Sus pupilas se contrajeron. Como una doctora de primer nivel, entendió al instante lo que eso significaba.
—Nunca te toqué porque no quería que lloraras por un hombre moribundo— su voz era ronca. —Hice que me odiaras para que no tuvieras que llorar por mí.
Sus ojos se oscurecieron, la ira suprimida amenazando con consumirla: —Entonces, estos gemelos... ¿son míos, o de alguien más?
Tres años de un matrimonio sin amor la convirtieron de un ángel en una viuda negra.
Esa noche, ella ató sus muñecas con su corbata y se sentó a horcajadas sobre su cintura. Al inclinarse hacia adelante, su camisón de seda escarlata se deslizó por un hombro, revelando una curva tentadora de piel debajo.
—¿Disfrutando esto, Alexander?— se rió suavemente, sus dedos recorriendo lenta y deliberadamente su pecho, provocando las tensas líneas de sus abdominales. —Duro pero sin poder moverte— ¿te sientes frustrado?
Sus ojos se oscurecieron, el deseo dentro de él casi explotando. Resistió, luchó, pero se derrumbó completamente al contacto de ella.
—Sienna— su voz amenazante, —¡tú pediste esto!
Un chasquido agudo— la corbata se rompió. Él se lanzó como una bestia, aplastándola debajo de él, su dureza ardiente presionando entre sus muslos, reclamándola sin escape.
Al amanecer, ella dejó atrás los papeles de divorcio, un billete de cien dólares y una burla— Esto es para lo único que sirves.
Cinco años después, regresó como una estrella en ascenso en el campo médico, acompañada por un par de gemelos que tenían un asombroso parecido con él. Él la arrinconó contra la pared, mostrándole un grueso expediente médico: —Envenenamiento crónico.
Sus pupilas se contrajeron. Como una doctora de primer nivel, entendió al instante lo que eso significaba.
—Nunca te toqué porque no quería que lloraras por un hombre moribundo— su voz era ronca. —Hice que me odiaras para que no tuvieras que llorar por mí.
Sus ojos se oscurecieron, la ira suprimida amenazando con consumirla: —Entonces, estos gemelos... ¿son míos, o de alguien más?
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