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Capítulo 66 Déjame masajear tus piernas

Al escuchar las palabras de Matilda, el ceño de Keith se profundizó.

Compartía los mismos pensamientos que Matilda. Habían pasado tantos días y todavía no había señales de la persona que estaban buscando...

Un destello de crueldad cruzó sus ojos curtidos. —No importa qué, debemos deshacernos de Ha...