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Capítulo 51

—¡Maldita sea! ¡Me han encontrado!— La voz de Henry resonó por el auricular, urgente y tensa, como un trueno repentino. Sophia y los demás corrían hacia el muelle.

La noche en los muelles era negra y opresiva. La brisa marina aullaba, salada y aguda, azotando sus ropas.

Luego, el sonido agudo y pe...