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Capítulo 248

—¡Melinda, Melinda, está bien, ya pasó, ya pasó!

Una voz suave llamando mi nombre me sacó de repente del borde de mis emociones.

Finalmente me sentí centrada de nuevo, pero mis manos, que se habían tensado en mi angustia, se habían clavado tan fuerte en mi piel que estaban sangrando.

La voz de Ch...