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Capítulo 124

—Serena, ¿todavía lo quieres? Si no, puedo encargarme yo mismo.

Jesse puso su mejor cara de cachorro, sabiendo que derretiría su corazón.

Serena miró su expresión suplicante y su miembro aún erecto y grueso, sintiendo un torrente de calor entre sus piernas.

Sin decir una palabra, lo abrazó.

—¿Có...