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Capítulo 351

La habitación apestaba a humedad.

Ignorando la mirada intensa de Ella, Arthur rodeó su cintura con el brazo y siguió avanzando.

Después de alcanzar el clímax, Arthur miró a la jadeante Ella, que mordía su labio tratando de mantenerse en silencio.

Casualmente, se apartó y agarró el teléfono, jadea...