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Capítulo 114

La ventana estaba abierta, dejando que la brisa nocturna entrara.

El viento jugaba con su cabello mientras Ella caminaba hacia la ventana, café en mano, mirando las luces de neón afuera. Eran coloridas y deslumbrantes, y una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro.

—¿A quién puedo acudir por ayuda?...