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Capítulo 145 Golpeando a la mujer desvergonzada

Bianca se aferró a su mejilla ardiente, su fachada de inocencia hecha añicos.

—¡Maldita sea, quién te crees que eres para golpearme!— le espetó a Aurora.

Antes de que pudiera terminar, Aurora la abofeteó dos veces más, el sonido resonando con fuerza. —Ah, ¿así que ahora dejas de fingir? Qué gracio...