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Capítulo 384: Clingy

Cecil estaba lleno de urgencia, pero al ver la calma de Alexander, no tuvo más remedio que controlar sus impulsos.

Justo entonces, el crupier gritó —¡Abierto!— La taza de dados se levantó, revelando el resultado a todos.

Un coro de gemidos desesperados llenó la sala.

—¿Gané? ¿Realmente gané?— Los...