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Capítulo 50

La niebla matutina se arremolinaba alrededor mientras Alberta salía del coche, sus pies hundiéndose en la hierba empapada de rocío.

Frente a ella se alzaba una puerta de madera oscura, de más de doce pies de altura, flanqueada por muros grises y altos rematados con una fila de cables eléctricos de ...