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Capítulo 88 El travieso Alarico

Lucy estaba sentada en su oficina, su rostro marcado por la preocupación. —¿Por qué no le pides ayuda a Raymond? Ustedes tienen hijos juntos. Pueden resolverlo.

Amelia suspiró profundamente, sus ojos mostraban su agotamiento. —Si fuera él, sería más fácil. Pero esta vez no es él.

Los ojos de Lucy ...