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Capítulo 382 Tramando fechorías

—Abuela, no eres nada vieja. En mi corazón, siempre tendrás dieciocho años— le dije en tono burlón con una sonrisa.

Victoria se rió, dándome una palmadita en la mano. —Siempre sabes cómo hacerme sonreír.

Le devolví la sonrisa y pregunté —Oye, abuela, ¿tienes hambre? ¿Quieres que te traiga algo de ...