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Capítulo 32: ¿Reacio a invitarme a comer?

Melinda no tenía idea de que cada vez que lo alejaba, era como encender un fuego en el corazón de Raymond, haciendo que su posesividad aumentara como una marea, deseando poseerla más profundamente.

En el siguiente segundo, sus posiciones se invirtieron y ambos cayeron sobre el suave sofá.

Melinda ...