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Capítulo 34: El Veredicto de Plástico

La puerta de mi apartamento se cerró a mi espalda con un sonido sordo y definitivo, aislándome del resto del mundo. El silencio de mi hogar, que normalmente me resultaba reconfortante, ahora era opresivo, amplificando el latido frenético de mi corazón. Dejé las llaves y el bolso sobre la mesita de l...