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Capítulo ochenta y cuatro.

—Sube al coche —ordenó Arjun, con voz baja y demandante.

Meera parpadeó confundida, su corazón acelerándose al comprender el peso de sus palabras.

—¿Qué?

Él la miró hacia abajo, y por un breve momento, la suave luz de la tarde besó su piel, haciéndola lucir aún más impresionante.

Su belleza siem...