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Capítulo cincuenta y cinco.

—¡NO! ¡NO PUEDE HACERME ESTO!

Suhana gritó, su voz llena de angustia mientras enterraba su rostro empapado de lágrimas en el abrazo de su madre. El sonido reverberó contra las paredes de su lujosa sala de estar, donde horas antes había estado preparando meticulosamente lo que debería haber sido el ...