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Capítulo cuarenta y siete.

—Veremos sobre eso— dijo él, su voz llevaba una promesa que hizo que la sangre de ella se helara y su corazón latiera al mismo tiempo.

Casi de inmediato, como si el universo hubiera decidido intervenir en su peligroso enfrentamiento, un golpe agudo resonó en la oficina.

La puerta se abrió, y Siddh...