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Capítulo cuarenta y uno.

Siddhartha estaba afuera del vestíbulo de la empresa, con las manos casualmente metidas en los bolsillos, esperando a que llegara Ishita. Miró alrededor, y la vio casi de inmediato entre las pocas personas que entraban y salían del edificio.

Era fácil de reconocer—más baja que Meera, con una actitu...