




Capítulo cuatro.
Al salir de su oficina, el peso de la noticia se hizo sentir.
¿Siddhartha Madhav? Una vaga sensación de alivio se mezclaba con una inquietud persistente. Apenas tuvo un momento para procesar cuando Jiya apareció a su lado.
—¿Qué dijo? —preguntó Jiya con entusiasmo, su rostro una mezcla de preocupación y esperanza.
Meera suspiró, mirando el papel. —Hay buenas y malas noticias. La mala noticia es... la asignación es definitiva. No hay forma de cambiarla. La buena noticia es que... no me reuniré con Arjun Madhav. Me reuniré con su hermano en su lugar.
—¿Su hermano? —los ojos de Jiya se abrieron de par en par—. ¡Eso es... realmente bueno! Siddhartha Madhav es conocido por ser el más accesible. Según mi investigación, es el CEO de A.M Empire pero no parece tener ninguna conexión... con la mafia.
Meera le dio una mirada escéptica. —¿Y cómo sabemos eso con certeza?
Jiya se encogió de hombros. —Bueno, todo lo que encontré en línea dice que es amigable y profesional. Es el nombre de la familia el que lleva la reputación, no él. Creo que te irá bien.
—Jiya, no sé si puedo confiar en todo lo que leo en internet —respondió Meera, con una pizca de duda nublando su rostro.
—Entonces, ¿deberíamos también dudar del hecho de que Arjun Madhav es el rey de la mafia? —Jiya bromeó, cruzando los brazos con una ceja levantada.
—Eso... no es el punto —Meera suspiró, pasándose una mano por el cabello.
Jiya la empujó juguetonamente, su sonrisa cálida y reconfortante.
—Mira, puede que estés nerviosa, y está bien. Pero toma esto como una oportunidad para aprender. Solo mantén tu distancia de cualquier cosa que te parezca sospechosa y concéntrate en tu proyecto. Vas a estar bien, Meera.
Respirando profundamente, Meera asintió. —Tienes razón. Haré lo mejor que pueda y rezaré para que todo salga bien.
—Bien —Jiya sonrió, abrazando rápidamente a Meera antes de enlazar su brazo con el de ella y llevarla hacia la salida.
Mientras salían del edificio juntas, Jiya rió suavemente. —Y si las cosas se ponen demasiado intensas, recuerda... tienes una amiga que también es líder, y te cubro las espaldas.
Meera se rió, finalmente sintiendo una sensación de calma asentarse sobre ella. —Esperemos que no necesite ser rescatada.
Jiya levantó su mano libre como si bendijera a su amiga. —Que Dios te ayude.
—Amén a eso —Meera rió, sintiendo el primer verdadero destello de optimismo sobre el proyecto mientras caminaban juntas por los bulliciosos terrenos del campus.
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Meera yacía en su cama, su pecho subiendo y bajando con un suspiro pesado que parecía llevar el peso de sus pensamientos turbulentos. Su cabello oscuro se derramaba sobre la almohada mientras giraba la cabeza para mirar a su hermana menor, Veda, que yacía a su lado en la habitación que compartían. El pequeño cuerpo de Veda estaba ligeramente encorvado, un brazo debajo de su cabeza, su expresión tranquila en marcado contraste con la energía inquieta de Meera. Las hermanas siempre habían sido cercanas, su vínculo un ancla silenciosa en las tormentas de sus vidas, y esta noche, la presencia constante de Veda era un bálsamo para los nervios deshilachados de Meera.
La habitación estaba bañada en un suave resplandor tenue, la única luz entrando por la ventana abierta, donde la luz plateada de la luna se filtraba sobre la cama, pintando patrones delicados en la colcha gastada. El aire era fresco, llevando el tenue aroma de jazmín del jardín de abajo, y el lejano murmullo de la ciudad parecía desvanecerse en la quietud de la noche. La luz de la luna proyectaba largas sombras en las paredes, dando a la habitación una calidad casi etérea, como si existiera en un espacio entre la realidad y los sueños.
—Siddhartha es en realidad una persona genial— dijo Veda con un encogimiento de hombros casual, percibiendo la ansiedad de su hermana.
Meera soltó un pequeño suspiro de frustración, sus ojos se estrecharon.
—¿Por qué todos dicen eso?— preguntó, su tono teñido de irritación.
—¿No le molesta a nadie que la familia Madhav... toda la familia... esté sumergida en el mundo de la mafia? ¿Cómo es él diferente del resto de ellos?
Veda suspiró suavemente, girándose de lado para enfrentar completamente a Meera.
—Porque es una cuestión de linaje, di. Siddhartha no es el jefe de la familia, y no parece estar involucrado en... bueno, en lo que sea que el resto de ellos haga. Él solo es el CEO de la empresa; no es Arjun— explicó suavemente, tratando de aliviar las preocupaciones de Meera.
—Necesitas descansar. Vas a ir a A.M Empire mañana, ¿recuerdas? Vas a necesitar toda la energía que puedas tener.
Meera dirigió su mirada al techo, sus pensamientos revolviéndose. —Lo sé... lo sé— murmuró. —Solo no entiendo cómo terminé en esa empresa.
—Mira, di, eres una de las personas más inteligentes que conozco. Eres fuerte, inteligente y valiente— respondió Veda, acercándose para darle un abrazo reconfortante. —Lo harás muy bien, lo creo.
Una leve sonrisa tironeó la esquina de los labios de Meera, un destello de luz en la tormenta de sus emociones. Rodeó a su hermana menor con un brazo, acercándola, y dejó que su otra mano descansara suavemente sobre la cabeza de Veda, acariciándola suavemente.
La confianza de Veda en ella era reconfortante, una constante seguridad que ayudaba a aliviar la tensión que había estado acumulándose en el pecho de Meera toda la noche.
Por un momento, el peso de sus miedos pareció levantarse, reemplazado por la tranquila fuerza de su vínculo.
Los ojos de Meera se dirigieron a la ventana abierta, donde el aire fresco de la noche se filtraba, llevando el suave susurro de las hojas del viejo árbol de banyan afuera. El brillo plateado de la luna colgaba alto en el cielo nocturno, su luz una presencia suave y constante que parecía velar por ellas. Su mirada se quedó en ese resplandor, su corazón atrapado entre la comodidad y la aprensión.
La luna siempre había sido un símbolo de esperanza para ella, un recordatorio de que incluso en las noches más oscuras, había luz por encontrar. Pero esta noche, también se sentía como un testigo silencioso de la incertidumbre que se avecinaba.
—Señor, acompáñame— susurró en sus pensamientos, su corazón repitiendo una oración silenciosa. —Solo Tú sabes lo que depara el mañana.
Mirando la luna, Meera se permitió un momento de calma, dejando que su tranquila presencia la envolviera como una suave marea.
Las preocupaciones que la habían atrapado comenzaron a aflojar su agarre, aunque solo un poco. Después de unos minutos, sus párpados se volvieron pesados, el sonido rítmico de la respiración de Veda a su lado la arrullaba hacia el sueño.
Su mente divagó, los bordes afilados de sus miedos suavizándose mientras el peso de sus preocupaciones se desvanecía, aunque solo por la noche.
A medida que el sueño la iba venciendo lentamente, Meera se encontró preguntándose qué traería el mañana. A.M Empire se alzaba grande en su mente, una entidad imponente llena de promesas y peligros. La idea de entrar en sus elegantes oficinas, de navegar por su mundo de poder y secretos, le provocaba un escalofrío.
Y sin embargo, con la seguridad de Veda aún fresca en su memoria, no pudo evitar sentir una pequeña chispa de valentía. Quizás era más fuerte de lo que pensaba. Quizás podría enfrentar los desafíos que la esperaban y salir ilesa.