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Capítulo doscientos sesenta y seis.

Mientras tanto, el sol de la mañana se filtraba a través de la ventana de vidrio, proyectando un tono dorado pálido por toda la habitación.

Shaurya estaba allí, sin camisa, con un vendaje grueso en su hombro izquierdo—el lugar donde la bala de Arjun había atravesado su carne. Pero el dolor era lo ú...