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Capítulo doscientos sesenta y uno.

De regreso en la casa de Meera

La habitación vibraba de emoción. Los maquilladores se movían con pinceles y paletas, los estilistas hacían su magia con rizadores y horquillas, y algunas chicas entraban cargando cajas de terciopelo llenas de delicadas joyas.

Meera se sentaba frente al espejo, e...