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Capítulo doscientos cincuenta y uno.

Mientras tanto, en las sombras, Shaurya ahora estaba como una estatua.

El champán en su copa hacía tiempo que había perdido su frío, su mano ahora agarraba el tallo tan fuerte que temblaba.

Su mirada estaba fija, oscura, inquietante, sin parpadear. Como si toda la multitud hubiera desaparecido, y ...