Read with BonusRead with Bonus

Capítulo doscientos siete.

Sus ojos se nublaron, su mirada se volvió más oscura, más peligrosa.

—No...—susurró.

Sus pupilas se dilataron, sus labios se torcieron en una sonrisa rota, casi torcida. —No. No va a ganar. No esta vez.

Su voz bajó, baja y letal.

—Tengo que tenerte, Meera. Te tendré. Aunque signifique prender ...