Read with BonusRead with Bonus

Capítulo doscientos.

Meera siguió caminando, tratando de perderlo entre la multitud de la calle, pero no importaba lo rápido que se moviera, él la seguía. Igualando su ritmo. Sin tocarla ahora, pero justo detrás de ella. Observando. Rastreando.

Su corazón latía con fuerza en su pecho. Los vellos de su cuello se erizaba...