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Capítulo ciento ochenta y nueve.

Lanzó el vaso de whisky al otro lado de la habitación—se hizo añicos contra la pared, los fragmentos de vidrio brillando como estrellas crueles.

Su pecho se agitaba, la furia ondulando bajo su piel. —Ella está jugando con mi cabeza—gruñó, pasándose ambas manos por el cabello con frustración.

—Ni s...