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Capítulo ciento setenta y cuatro.

La sonrisa de Meera se desvaneció ligeramente, la confusión se apoderaba de ella. —¿Q-Qué?— preguntó, inclinando la cabeza.

Aarush sonrió. —¡Eres tú! Mi hermano tiene tu pi—

—¡Basta ya!— lo interrumpió abruptamente Rohit, su voz aguda y teñida de irritación. —Ve a buscar el estúpido control que qu...