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Capítulo ciento cincuenta y dos.

El aire nocturno estaba cargado de tensión, con el leve aroma de agua salada que llegaba desde el mar distante. Los ojos agudos de Arjun estaban fijos en la imponente pared de piedra que protegía la mansión como una bestia inquebrantable.

Su mirada recorría el perímetro con precisión, buscando el m...