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Capítulo ciento treinta y seis.

Meera lo miró con furia, su corazón latiendo con fuerza en su pecho.

—¿Crees que puedes entrar en mi vida, hacer estas declaraciones absurdas y esperar que las acepte? ¡Estás delirando!

—¿De verdad?—preguntó él, dando un paso más cerca—. Puedes luchar contra mí todo lo que quieras, Meera. Pero en ...