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Capítulo ciento treinta y cinco.

Antes de que Meera pudiera responder, su madre se unió a ellos, su voz más suave pero igualmente firme. —Tu padre tiene razón, Meera. Veda llamará. Siempre lo hace.

Meera asintió a regañadientes, pero su corazón estaba lejos de estar tranquilo. Estaba a punto de responder cuando sonó el timbre, cor...